Y las ganas de reír han ido dejando paso a las ganas de llorar, sí, eso es precisamente lo me apetece ahora: llorar, y diluir los nudos en mi garganta, llorar para que las lágrimas limpien mi interior y se lleven a su curso tu recuerdo que aun esta clavado en mi, pinchándome y retorciéndome. Llorar, y que cada lágrima haga que te ahogue en el olvido, y que tus fantasmas no logren salir a flote, se ahoguen para siempre. Y mientras llore mis ojos se queden ciegos y no me permitan ver tu silueta nunca más, mis oídos se queden sordos y así me impidan oír tu voz que como un eco se repite en mi cabeza hasta la saciedad. Dilapidar para siempre el pasado y enterrar tus mentiras con él. Cogeré mil llaves y mil cerrojos, una caja fuerte, un bidón de gasolina y una caja de cerillas, y aun así creo que tu recuerdo sobreviviría, eres jodidamente inmortal...
Y no, no hay mejor terapia que una buena canción: Gran Bob.
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