Quizá haya llegado el momento de colocar ese punto y final a nuestra historia, de pasar página y mirar hacia delante, de dejar de echar alcohol sobre las heridas, dejar de echarte de menos y lanzar al aire preguntas sin respuesta. Y es que todo llega a su límite y yo ya he encontrado el mio, y aunque se me siga haciendo raro no querer buscarte y aunque a veces, solo a veces, tu recuerdo vuelva a mi cabeza, he decidido sacar fuerzas de flaqueza y levantarme de una vez por todas y a pesar de que me duela, asimilar que ya no vas a venir, ni vas a llamar a mi puerta, como tantas otras veces lo hiciste. Tu silueta, por fin, se va desvaneciendo.
Porque ahora sí, parece que las heridas han comenzado a cicatrizar de nuevo.
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