Aún tenía sueño, pero no se encontraba cansada. Tenía pintura en sus ojos ya emborronada, pero no se acordaba ni de cómo había llegado hasta allí. Tenía a su alrededor colillas apagadas a medio fumar, pero ella no fumaba. Tenía la sensación de sentirse bien consigo misma y con el mundo a su alrededor, pero no sabía por qué.
Se desperezó como de costumbre: estiró los brazos, bostezó, se frotó los ojos, volvió a bostezar. Cogió sus zapatillas y como siempre le costó encontrarlas. Se dirigió al baño a lavarse la cara, pues sus mañanas de resaca desde que tuvo la edad (socialmente) legal para beber, siempre comenzaban así. Bajó a la cocina y se preparó su desayuno de los "domingos post fiesta" por excelencia: Ibuprofeno600 y agua, mucha agua.
Despejada por fin, subió otra vez a su cuarto y pulsó el play de la minicadena negra retro que presidía su mesilla de noche. Comenzaron los primeros acordes que ya sabía de memoria, esa voz delicada tan familiar y tan vinculada a su vida desde hacía tanto tiempo que hubiera reconocido a kilómetros. Era "Don't Look Back Into The Sun", sin duda. Era Pete, eterno Pete. Pues siempre se había sentido atraída e identificada con él, ese punto canalla que siempre le gustó, su sensibilidad y su fragilidad tan palpables que daba ternura y que sin embargo mantenía escondida tras sus rebeldías más profundas, de las que sólo el populismo barato se hacía eco. Empezó a formar parte de la banda sonora de su vida en un momento crucial y desde entonces nunca se había ido de ella, eran un remanso de paz, tranquilidad y comprensión que sólo podía encontrar en la exquisitez de sus letras, un refugio que sólo podía encontrar en la calidez de su voz.
"Una mañana más", pensó.
Y sí, la verdad es que aparentemente todo parecía igual, en el mismo punto en el cual lo había dejado la noche anterior, y sin embargo ella no se daba cuenta de que en realidad había dejado de ser la misma desde hacía tiempo.
Tengo ese cd original :) :)
ResponderEliminarescribe ya un libro no?
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