jueves, 19 de agosto de 2010

You float like a feather

Me quedé mirando a través de aquel cristal empañado, sin mirar atrás... o mejor dicho, sin mirar.
Tenía la mirada fija en aquel horizonte que se desdibujaba ante mis ojos, que se deformaba con las gotas de aquella lluvia que insistentemente golpeaba la ventanilla como antes lo había hecho sobre nosotros.
No quería pensar en nada.
Quería una mente en blanco, quería cerrar la puerta a los recuerdos, con llave y tirarla al río mas próximo, allá donde no pudieran volver para hacer daño...
No quería mirarle y volver a enfrentarme a aquellos ojos que antes buceaban en los míos, aquellos ojos que ahora se podrían ahogar en un mar de lágrimas... aquellos que sin hablar me habían dicho tantas cosas.
Pero le miré, una última mirada, una mano que resbalaba intentando alcanzar la suya... y aquellos recuerdos volvieron a llamar a la puerta: aquella última noche, aquel último abrazo sincero que en silencio, empañado, hablaba por si solo, aquellas ultimas palabras, aquel ultimo beso, aquel ultimo adiós...
Y entonces, solo entonces nos paramos a escuchar nuestros sentimientos, aquellos que durante tantos días estuvieron callados por nosotros mismos, sentimientos que nos daban miedo aceptar y que sin embargo, nadie podía callar... y nos dimos cuenta de que tarde o temprano, nuestros caminos paralelos se volverían a juntar, porque de las pocas certezas que tiene este mundo, esa era una de ellas.
Y aquel "adiós" se convirtió en un "hasta pronto".



Cursiva



Canción del día: Creep, de Radiohead, en acústico. Una maravilla que no consigo aborrecer


You're just like an angel, your skin makes me cry


martes, 17 de agosto de 2010

Me jugaría la primavera.



Incluso en estos tiempos
veloces como un Cadillac sin frenos,
todos los días tienen un minuto
en que cierro los ojos y disfruto
echándote de menos.

Incluso en estos tiempos
en los que soy feliz de otra manera,
todos los días tienen ese instante
en que me jugaría la primavera
por tenerte delante.

Incluso en estos tiempos
de volver a reír con los amigos,
todos los días tienen ese rato
en el que respirar es un ingrato
deber para conmigo.

Y se iría el dolor mucho más lejos
si no estuvieras dentro de mi alma,
si no te parecieras al fantasma
que vive en los espejos.

Incluso en estos tiempos
triviales como un baile de disfraces,
todos los días tienen unas horas
para gritar al filo de la aurora,
la falta que me haces.

Incluso en estos tiempos
de aprender a vivir sin esperarte,
todos los días tengo recaídas
y aunque quiera olvidar no se me olvida
que no puedo olvidarte.

Joaquín Sabina