sábado, 19 de noviembre de 2011

Elecciones.

"Elige vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos dígitos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida."
    Hoy se me ha venido a la cabeza la frase con la que comienza la película Trainspotting.Y tenía razón. 
    Tu vida se va a definir de las elecciones que hagas a lo largo de ella, desde las más pequeñas hasta las más grandes y trascendentales. 
    De repente un día caes de morros contra la realidad. Tú y tu perfecta idolatría, ese egocentrismo tuyo tan alimentado durante años te abandona. Descubres que el mundo no gira a tu alrededor, que eres solo un humano más, un insignificante y absurdo humano entre los 7 millones de personas que están en las mismas condiciones que tú, mejores e incluso peores. Que a efectos prácticos eres un número más y que a nadie le importas, porque en realidad nadie es capaz de ver más allá de su propio ombligo. Somos grandes masas de gente, borregos controlados por unos pocos pastores que se las dan de listillos. Unos borregos que aunque pretendan salirse de la tangente siempre terminan caminando en la misma dirección. Que hay elecciones preestablecidas: Elige una carrera, sí, pero con salidas y que te permita vivir con todas las comodidades posibles a tu alcance que este desgastado estado del "bienestar" te pueda ofrecer, sé un médico de renombre, un abogado infalible, un arquitecto de éxito o un político corrupto. Ten una casa que te cagas, no importa la hipoteca, pero cuando las cosas vayan mal, no te preocupes, que el alquiler tampoco era una mala opción. Vístete como la mayoría, porque los prejuicios están a la orden del día y las etiquetas se colocan gratuitamente, la gente no tiene el tiempo suficiente para conocerte realmente. Perroflauta o niñodepapá, dinero o felicidad, eliges.
    ¿Pero y si nos atreviéramos a romper los esquemas? ¿Y si resulta que aunque no sepa lo que quiero tengo claro que ninguna nómina al final de mes podrá hacerme tan feliz como el hecho de levantarme cada mañana sintiéndome orgullosa de mi propia vida? ¿Y si resulta que no me conformo con las decisiones de unos pocos y que a veces las cosas no se limitan a dos opciones cerradas? Que como bien decía alguien: "22 millones votarán bipartidismo. 22 millones de españoles creen que los de siempre nos sacarán como nunca de está crisis". No seamos ingenuos, no seamos conformistas. Que sea nuestra voz la que se alce sobre la de ellos. Que la verdadera posibilidad de cambio está en nuestras manos, y no en la de unos pocos. 
    Que, en definitiva, seas tú el dueño de tu vida y de tus decisiones y que estas no estén marcadas por las de la mayoría. Al fin y al cabo, ser la oveja negra nunca fue tan malo.



    Y sabrás que nadie te ha elegido a ti, así al azar
    Todo es un plan para ser un desgraciado más
    en la ciudad.