jueves, 20 de enero de 2011

Ya soy tu gran incomodidad

Y después de todo, me he dado cuenta de que nunca se olvida a nadie completamente.
Podemos aprender a vivir con el pasado y aprender a hacerlo sin que duela, sin que cada vez que vuelvan a tu mente los recuerdos, los más bonitos, no los eches de menos. Aprender a mirar hacia delante, caminar, correr, e ir dejando los lastres que llevabas a la espalda y te frenaban.
El problema está en que no sabemos cuánto tiempo tardaremos en hacerlo, y mientras que eso ocurre lo único que hacemos es seguir cayendo una y otra vez en los mismos errores, añorar los buenos momentos que pasamos y hacer balance, pero yo ya me estoy cansando de dar un paso adelante y otro atrás, de derrumbarme cada vez que cae el día. Y sea tarde o no, he prometido no derramar ni una lágrima más por ti, porque simplemente no lo mereces; a veces pienso que, cuanto más buena he sido contigo, más daño me has hecho, y no, no creo que encuentres a otra que aguante tanto como yo lo he hecho. Estoy rompiendo los lazos que me unían con nuestro pasado, tirando a la basura tus te quieros envenenados, intentando olvidar el compás que seguían nuestras respiraciones cuando nos acercábamos, el sabor que tenían tus labios, juntándolo todo, a ver si eso me ayuda a convertirlo en odio.
Porque estos últimos meses han sido un golpe tras otro. Pero yo ya he aprendido a defenderme, a caer y levantarme. Este es el segundo asalto y créeme cuando te digo que lo que no te mata, te hace más fuerte.


Olvidas que caíste,
y ahora es imposible deshacer lo que me hiciste
Y ahora, ¿qué piensas hacer?
Soy nulo y tú distante y ya nada es como antes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario