jueves, 24 de febrero de 2011

Carta a todas tus catástrofes

Te odio por todas las veces que me he arrastrado hasta ti en vano,
por todo a lo que tuve que renunciar, por haberme dejado llevar.
Te odio por todas las noches en las que dormí mojando mi almohada,
por todo aquello que no dijiste a tiempo,
por todo lo que nunca supiste darme.
Te odio, por no haberme escuchado gritar de impotencia,
por no haber aparecido cuando llamaba a tu puerta, ni haberme ayudado a levantarme justo cuando más lo necesitaba.
Te odio por tu puta indiferencia, por tu absurda inmadurez y por tu falta de valor,
por haber pasado impasible ante mis lágrimas y por tu facilidad para olvidarlo todo
Te odio la forma en la que me besabas, por la forma en la que decías mi nombre y por todos esos recuerdos que siguen atormentándome.
Te odio, por haberte amado completamente a ciegas y por seguir siendo incapaz de dejar de hablar de ti. Por haberte ido y haberme dejado sola con tu recuerdo.
Te odio, porque aunque no quiera aceptarlo hay una parte de mi que sigue echándote de menos...
Hoy solo pido que te vayas de aquí de una puta vez. Que dejes de importarme, que seas un borrón difuso en mi mente, un simple recuerdo indoloro. Juntar los retales de mi vida, cerrar mis heridas. Pero parece ser que pido demasiado.
Quiero empezar (a aprender) a vivir otra vez, pero sin ti.
Mi odio crece a cada movimiento de la manecilla del reloj, mientras el vacío en mi interior se hace cada vez más y más insoportable.


No hay comentarios:

Publicar un comentario