miércoles, 23 de febrero de 2011

Retales

Ya no te espero, ni paso las horas muertas mirando el reloj, tu recuerdo cada vez duele un poquito menos y cada día soy un poco más optimista, pero a pesar de ello se me hace raro no volver a verte, que no aparezcas por aquí como tantas otras veces hiciste sin ni siquiera esperarlo, que sin ser consciente, hace ya casi cinco meses, estuviéramos disfrutando de nuestros últimos momentos juntos y que lo más probable es que, por gracia o por desgracia, nunca más nos volvamos a ver. Nuestro último abrazo, nuestro último beso. Pero no es a ti a quien echo de menos, tú ya no eres esa persona de la que un día me enamoré, o por lo menos no lo pareces. Echo de menos aquel chico que con sólo una palabra me hacía reír, aquel con el que los problemas no existían, que me lo daba todo a cambio de nada, pero ese yo desapareció de la noche a la mañana, se fue, sin decir adiós y lo único que dejó fueron los reproches que nunca te atreviste a mostrar, los problemas que nunca quisiste solucionar, ese valor para enfrentarte a la realidad que siempre te faltó, y un vacío abismal, un enorme agujero que aún estoy tratando de cerrar. Pero no te culpo, quizá estábamos tirando de un amor roto y sabíamos que este final, tarde o temprano, iba a llegar aunque nos empeñáramos en taparnos los ojos. Tampoco te voy a negar que yo también cometí mis errores contigo pero a diferencia de ti, supe tragar mi orgullo y pedir perdón cuando tú, mientras veías como mangoneaba mi dignidad y mis principios y me arrastraba por ti, diste todo por perdido a la primera de cambio y créeme que nunca imaginé que fueras capaz de hacerme tanto daño como el que me has llegado a hacer.
Pero te mentiría si te dijera que en cierto modo no supiera que esto es una nueva oportunidad para empezar de nuevo, dejar de sufrir por ti y empezar a disfrutar, otra vez aunque cueste, y en ocasiones como esta cueste demasiado...

No hay comentarios:

Publicar un comentario